jueves, 6 de agosto de 2009

Los poemas de Fernando Amato remixados

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
(Pablo Neruda)


La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
(Pablo Neruda)



Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas, el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas, hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos y tu boca que tiene la sonrisa del agua.
(Pablo Neruda)


Se me ocurre que vas a llegar distinta no exactamente más lindani más fuerteni más docilni más cautatan solo que vas a llegar distintacomo si este día de no vermete hubiera sorprendido a vos tambiénquizá porque sabescómo te pienso y te enumero
(Mario Benedetti)


Quién hubiera creído que se hallaba sola en el aire, oculta, tu mirada. Quién hubiera creído esa terrible ocasión de nacer puesta al alcance de mi suerte y mis ojos, y que tú y yo iríamos, despojados de todo bien, de todo mal, de todo, a aherrojarnos en el mismo silencio.

(Mario Benedetti)


Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que repite tu nombre; en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye.
Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba.
(Juan Rulfo-Cartas a Clara)


He aprendido a decir tu nombre mientras duermo. Lo he aprendido a decir entre la noche iluminada
(Juan Rulfo-Cartas a Clara)


Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la privanza de tu cuerpo, aún misterioso y tácito,
ni la sucesión de tu vida situándose en palabras o acallamiento
serán favor tan persuasivo de ideas
como el mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis ávidos brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha en la selección del recuerdo,
me darás esa orilla de tu vida que tú misma no tienes

(Jorge Luis Borges)


Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

(Gustavo Adolfo Becquer)


Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!

(Gustavo Adolfo Becquer)


Hagamos un trato
Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar
conmigo.

Pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo esto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.
(Mario Benedetti)


Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.

Acogedora como un viejo camino.
Te pueblan ecos y voces nostálgicas.
Yo desperté y a veces emigran y huyen
pájaros que dormían en tu alma.

(Pablo Neruda)


Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya entraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda.
¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina ?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.

(Miguel Hernández)


Recreación del poema de Humberto Constantini “¿Y si sí?”

¿Y si entretanto Kirchner,
coyuntura,
y candidatos testimoniales,
y compañero;

si entre tanta Carrió y tanto De Narváez,
entre tantos comentarios y cigarrillos,
se nos está infiltrando la ternura
como un disimulado agente de la SIDE?

¿Y si apoyo tu opinión
quiere decir
sos linda?

¿Y si estoy de acuerdo en el planteo
quiere decir que bárbaros tus ojos?

¿Y si me adhiero
quiere decir sencillamente
que me adhiero?

Ojo compañerita,
vigilancia,
que el enemigo acecha.

Analicemos el asunto
a nivel de autocrítica.

Pero un poco más cerca.
Mirándonos a los ojos
interminablemente, si es posible.

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Dos cuerpos frente a frente
son a veces dos olas
y la noche es océano.

Dos cuerpos frente a frente
son a veces raíces
en la noche enlazadas.

Dos cuerpos frente a frente
son dos astros que caen
en un cielo vacío.

(Octavio Paz)


Tu cabellera es negra como el ala
del misterio; tan negra como un lóbrego
jamás, como un adiós, como un «¡quién sabe!»
Pero hay algo más negro aún: ¡tus ojos!

Tus ojos son dos magos pensativos,
dos esfinges que duermen en la sombra,
dos enigmas muy bellos... Pero hay algo,
pero hay algo más bello aún: tu boca.

Tu boca, ¡oh sí!; tu boca, hecha divinamente
para el amor, para la cálida
comunión del amor, tu boca joven;
pero hay algo mejor aún: ¡tu alma!

Tu alma recogida, silenciosa,
de piedades tan hondas como el piélago,
de ternuras tan hondas...
Pero hay algo,
pero hay algo más hondo aún: ¡tu ensueño!

(Amado Nervo)


Emboscado en mi escritura
cantas en mi poema.
Rehén de tu dulce voz
petrificada en mi memoria.
Pájaro asido a su fuga.
Aire tatuado por un ausente.
Reloj que late conmigo
para que nunca despierte.

(Alejandra Pizarnik)


Esta noche al oído me has dicho dos palabras
Comunes. Dos palabras cansadas
de ser dichas. Palabras
que de viejas son nuevas.

Tan dulces dos palabras
?Que digo sin quererlo? ¡oh, qué bella, la vida!?
Tan dulces y tan mansas
Que aceites olorosos sobre el cuerpo derraman.

Tan dulces y tan bellas
Que nerviosos, mis dedos,
Se mueven hacia el cielo imitando tijeras.
Oh, mis dedos quisieran
cortar estrellas.

(Alfonsina Storni)


Genio bueno: este día conmigo te congracias,
apenas un suspiro me torna eterna y breve...
¿Voy a volar acaso ya que el alma se mueve?
En mis pies cobran alas y danzan las tres Gracias.

Es que anoche tus manos, en mis manos de fuego,
dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego,
llenóseme la boca de mieles perfumadas.

Tan frescas que en la limpia madrugada de Estío
mucho temo volverme corriendo al caserío
prendidas en mis labios mariposas doradas.

(Alfonsina Storni)


Tengo celos del sol porque te besa
con sus labios de luz y de calor...
¡del jazmín tropical y del jilguero
que decoran y alegran tu balcón!
Mando yo que ni el aire te sonría:
ni los astros, ni el ave, ni la flor,
ni la fe, ni el amor, ni la esperanza,
ni ninguno, ni nada más que yo.
Eres tu, soberana de mis noches,
mi constante, perpetuo cavilar:
ambiciono tu amor como la gloria...
¡y todavía más!

(Almafuerte)


Tú tienes, para mí, todo lo bello
que cielo, tierra y corazón abarcan;
la atracción estelar ¡de esas estrellas
que atraen como tus lágrimas!

¡Tu tienes, para mí todo lo bello;
yo tengo para ti, todo lo que ama;
tú, para mí, la luz que resplandece,
yo, para ti, sus llamas!

(Almafuerte)


El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
con notas de Beethoven vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.

(Amado Nervo)


Subes centelleante de labios y de ojeras!
Por tus venas subo, como un can herido
que busca el refugio de blandas aceras.

Amor, en el mundo tú eres un pecado!
Mi beso en la punta chispeante del cuerno
del diablo; mi beso que es credo sagrado!

¿Algún penitente silencio siniestro?
¿Tú acaso lo escuchas? Inocente flor!
... Y saber que donde no hay un Padrenuestro,
el Amor es un Cristo pecador!

(César Vallejo)


Ese amor que cada mañana canta
y silba, temeroso, matutino, inútil
(también silba)
bajo las húmedas tejas de los más solitarios corazones
-¡Ave María Purísima!-

que ese amor que cada día grita
y gime, temeroso, matutino, inútil
(también gime)
bajo las tibias tejas de los corazones,
es un amor digno de toda lástima.

(Camilo José Cela)


¿Será un crimen rasgar la tenue gasa
con que oculta el amor gracias terrenas,
o en la pomposa viña las ajenas
uvas gustar y el bien que raudo pasa?

Cuando el amor el alma nos abrasa,
que Venus arde en las henchidas venas,
desciende el cielo mismo a las amenas
ígneas regiones del placer sin tasa.

(Carlos Guido Spano)


Ya están cantando los gallos.
Ya ha cantado tu gallo comadre Natalia
ya ha cantado el tuyo compadre Justo.
Levántense de sus tapescos, de tus petates.
Será hora de encender el fogón comadre Juana.
La oscurana es más oscura pero porque viene el día.
Levántate Chico, levántate Pancho.

Después el zanate clarinero cantará en la palmera,
cantará: Compañero
Compañera.
Delante de la luz va la sombra volando como un vampiro.
Levántate vos, y vos, y vos.
(Ya están cantando los gallos.)
¡Buenos días les dé Dios!

(Ernesto Cardenal)


La dulzura de ciertas palabras como
'nosotros dos'.
Deambulo solitario entre los besos.
De mis soledades vengo
no vuelva a mis soledades.
Sentí que la eternidad
será estar juntos los dos.
Dios que me quiere como si yo fuera Dios.
Alguna vez yo seré experto en amores
en tu cama, entre las sábanas.
Sexo de Dios.

(Ernesto Cardenal)


Yo soy, XXXX, a tus divinos ojos,
Estrellas de brillantes resplandores,
Más bien que tu amador, soy un jardinero
De quien recibes con desdén las flores.

Tu eres el astro que en el cielo gira
Derramando su lumbre refulgente:
Yo, el satélite humilde, condenado
A seguir ese giro eternamente.

(Ernesto Cardenal)


Lujosamente bella y exquisita,
con aires de gitana tentadora,
llegaste, adelantándote a la hora,
rodeada de misterios a la cita.

¡Fue esa breve noche de locuras,
propicia al Floreal de tus ternuras,
que, cual glóbulos de ansias pasionales,

tu sangre delictuosa de bohemia
infiltró en el cansancio de tu anemia
el ardor de los fuertes ideales!

(Evaristo Carriego)


¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.

(Mario Benedetti)


Así cada mañana por tu luz entreabierta
se despereza el alba, mueve un rumor el sol,
esperando que abras y que alces los párpados
y amanezca y, mirándote, suba el día tan alto.

Si negases los ojos el sol se apagaría.
El acecho del monte y del amanecer
en tinieblas heladas y tercas quedaría,
aunque el sol y sus ángeles y las otras estrellas
se pasaran la noche tocando inútilmente.
(Gabriel Zaid)

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