lunes, 3 de agosto de 2009

Como "El Rey Lear"

Dicen que Menem dijo alguna vez: empezaré gobernando con mis amigos, seguiré con los más capaces, y al final, solamente con los leales.-

En estos tiempos de diálogo entre la oposición y el gobierno, se estrena una fantástica obra de Shakespeare, el Rey Lear, personificado por Alfredo Alcón que, precisamente al mejor estilo menemista, en vez de entregar el poder a los mejores, lo entrega a quienes lo adulan y le prometen fidelidad.


“El Rey Lear” como muchos gobiernos comienza como un cuento de hadas y finaliza como una tragedia cuando se descubre todo aquello que es capaz de ocultar el elogio interesado: la mentira, la falsedad, la traición.

Solamente el bufón queda hasta último momento junto a Lear.-

En la Rural, Biolcati, apareció como un abanderado de los pobres y de la patria. ¿Qué espacio vacío deja el gobierno –o dicen que deja- como para que la Sociedad Rural declame un rol que jamás ostentó?


¿Existió una traición en los intendentes del conurbano? En la obra del genial inglés también se desataron intrigas las peleas salvajes entre todo el reino

Pero lo terrible no es la tragedia de Lear sino sus consecuencias: Una guerra civil.-

El gobierno considera que una fuerza destituyente trabaja desde los factores mediáticos y algunos de la producción.-

Esto quizá sea posible. No tenemos hasta hoy forma de demostrarlo pero, sí de algo estamos seguros en nuestro país que la desestabilización ha sido una moneda de uso frecuente.-

Quizá el movimiento carapintada haya sido la demostración más poderosa, desde que se restauró la democracia, de una fuerza destituyente-

Porqué nos cuesta tanto como país, mantener la estabilidad política?

Qué sucede para que no podamos mantener el equilibrio?

En qué nos aventajan nuestros vecinos Brasil, Chile y Uruguay?

Toda persona que detenta el poder es siempre acosada para que lo pierda o al menos disminuya la intensidad de su uso. Cualquier gobernante sabe que su lugar es codiciado.-

Pero, contra esos mecanismos que pueden causar turbulencias están las instituciones. La división de poderes busca precisamente ese equilibrio. Por eso, cuidar la institucionalización no es un tema menor. Es un tema gigante.-

Los que gobiernan se resisten a sacar del medio a sus hombre leales en la convicción que los adversarios quieren verlo debilitado.

Los adversarios, utilizan ese empecinamiento para tildar de autoritario al gobierno aunque, no puede discutirse el derecho de los gobernantes a elegir a sus funcionarios.

Sería bueno que nadie pida la cabeza de nadie. Que cada lugar institucional se respete. Que el funcionario quede por capacidad y que los gobernantes tengan en su entorno a quienes creen más capacitados.

Por ahora, en general, la clase política no encuentra un rumbo claro, probablemente porque las urnas dividieron los mandatos en tantas fracciones que no dejaron la mayoría a nadie.

Es ahora cuando se necesita más sabiduría.

Necesitaríamos la pluma de Shakespeare para escribir el futuro que nos merecemos, mientras tanto: ¿Qué tal si vamos el próximo cinco de agosto al estreno de Alfredo Alcón?

ROSARIO LUFRANO

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