martes, 30 de junio de 2009

DE ESO NO SE HABLA

Inevitablemente cuando hay elecciones pensamos en nuestro país, en nuestro destino y, a veces en el de los demás.
Yo quisiera que en cada elección, cada elector y cada candidato piense OBSESIVAMENTE en su Argentina, como pensaba obsesivamente en su España Sabina cuando cantaba YO ME BAJO EN ATOCHA.-
Esa obsesión por el país es lo que debe caracterizar a todos los ciudadanos. Al terminar las reflexiones que tengo para esta mañana, les recordaré algunos versos de esa canción.
Antes quiero contarles que en la madrugada de ayer, a metros de la estación de subte Uruguay, sobre la vereda de la Avda. Corrientes, detuve mi auto en el semáforo y pude ver a dos chiquitos, acostados en el suelo, que procuraban abrigarse del viento polar que flotaba sobre la ciudad.-
Habían elegido para cubrirse los cuerpos un afiche costoso, de importantes dimensiones, que mostraba en fuertes colores, la expresión sonriente de un candidato que jugaba su suerte en las elecciones legislativas cuyos cómputos estaban finalizando.-
Ud. quiere saber de quién era la foto del candidato que sonreía?. No se lo voy a decir. Imagine a quien quiera. Da lo mismo. Muchos candidatos tenían afiches gigantescos que hubieran sido útiles a la hora de reemplazar una frazada.-
La simbología del afiche sobre los niños era por cierto susceptible de infinidad de interpretaciones. No me interesa hacer un retrato sicologista de la escena, `porque creo que lo único que importa, es que esos dos chicos no tenían hogar ni refugio.-
Era importante, a la hora de votar, que tuviéramos presente que hay chicos con frío. Importaba que pensáramos a qué candidatos les interesaban los chicos.
¿Quiénes se preocupan para que la inequidad alguna vez sea expulsada de nuestra rica Argentina plagada de pobres?.
Es estas recientes elecciones, muchísima gente pensó en castigar la falta de diálogo del gobierno en ciertas cuestiones como la llamada crisis del campo. Muchos pretendieron dar un llamado de atención al gobierno.
Para ese castigo se pensó en alternativas que golpearan. Cuando alguien castiga, quiere que el castigo duela. En la Provincia de Buenos Aires, hace algunos años, como fruto del descreimiento electoral, algunos votantes pusieron en las urnas, recortes de Clemente el personaje de Caloi o la Mafalda de Quino.
Esas ironías electorales no daban el poder a nadie. Se limitaban a ensayar una burla al poder. Una ridiculización.
Probablemente, De Narvaéz tenga un plan que contemple dar abrigo a los chicos del afiche de la Avda. Corrientes, o un plan para bajar la tasa de desempleo o la criminalidad. Pero, nadie, ningún elector preguntó cuáles eran esos planes.
El elector pareció estimulado con la idea de castigar las candidaturas testimoniales, la falta de diálogo y la ausencia de consensos pero, sin oponer propuestas superadoras.
No quiero de ninguna manera decir que el PRO no tenga aquellos planes. Lo terrible es que nadie pregunte dónde están o como son.-
Por su parte, los derrotados dijeron: Perdimos por poquito. Esta expresión, en buen romance, quiere decir: No me dolió. O me dolió muy poquito.-
Igual que los chicos cuando reciben alguna clase de reprimenda y responden, no me importa. Es algo así como neutralizar el castigo. Es el castigo al castigo.
Sí me pareció muy acertado que los derrotados dijeran que el resultado no cambiaría sus proyectos que, obviamente califican como buenos y probablemente, lo sean.
¿Pero cómo salimos de una relación entre quien castiga sin saber a dónde va con su castigo y el que es castigado pero no acusa el golpe?
¿Cómo se supera esta antinomia y se logra que entre las partes en pugna se pongan de acuerdo en poner una frazada en lugar del afiche que cubre a los chicos y darles un entorno saludable?
Quizá no haya nadie más responsable de esa niñez abandonada que la deuda externa inventada por Cavallo en 1982, en plena dictadura, y luego homologada por todos los gobiernos democráticos que se sucedieron.
Mientras Madoff es condenado a 150 años de cárcel, Cavallo fue premiado por Menem y por De la Rua y la deuda externa aumentando la deuda interna.-
Es saludable que Pino Solanas haya hecho la elección que hizo. Es prometedor que el electorado en lugar de castigar, pida que se construya un futuro mejor porque solamente con la corrección de los grandes temas que afectan al país se podrá salir del caos.-
En la Capital se vivió, desde este aspecto, una elección ejemplar, con votantes que pensaron en la construcción de un modelo argentino que pueda distribuir riqueza, que pueda contener a todos los desamparados, a todos los huérfanos de una economía que perversamente los dejó fuera de cualquier sistema de protección.-
Los argentinos debemos ver las elecciones como una herramienta, no como un instrumento de tortura ni de burla.-
Viendo Gran Cuñado, parece que se votara a Mambrú o a cualquiera de esos conjuntos que se forman para que durante una corta vigencia en pocos días dejen una fortuna.-
Algunos políticos creen que la opinión del pueblo es irrelevante y que deben pensar por ellos, entonces imaginando utopías, provocan un vacío político inmenso, porque al pretender amoldar al pueblo a sus razonamientos filosóficos, generar el desconcierto generalizado y el divorcio entre dirigentes y dirigidos.-
Una gran mayoría de dirigentes, en estos tiempos bizarros, hacen de la política un show y viven el gobierno como el escenario de sus veleidades.-
Unos pocos políticos intentan interpretar la voluntad del pueblo, estos, son los que pueden llevar a la Nación a destinos de crecimiento.
Interpretar la voluntad del pueblo es mirar a esos chicos muertos de frío, darles calor, darles futuro.
Espero que en las próximas elecciones los electores no castiguen, que los derrotados admitan la necesidad de hacer cambios y que para hacer los afiches se emplee el dinero que sobre después de asistir a los más necesitados.-
Más allá de cualquier historia personal, más allá de sus cuestiones, es necesario el compromiso con esta tierra a la que pertenecemos.
Es necesario pensar obsesivamente en nuestro país.
Como seguramente querrán recordar algún tramo de la canción, les leo ahora unas líneas en las que Sabina remarca el amor por su tierra:
He llorado en Venecia, me he perdido en Manhattan,he crecido en la Habana, he sido un paria en París,México me atormenta, Buenos Aires me mata,
Pero siempre hay un tren que desemboca en Madrid.Pero siempre hay un niño que envejece en Madrid,pero siempre hay un coche que derrapa en Madrid,pero siempre hay un fuego que se enciende en Madrid,pero siempre hay un barco que naufraga en Madrid,pero siempre hay un sueño que despierta en Madrid,pero siempre hay un vuelo de regreso a Madrid.

ROSARIO LUFRANO

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